jueves, 21 de agosto de 2008

CABO DEL MIEDO



miércoles, 20 de agosto de 2008

El brindis

- Señores, es realmente lindo. También sé que es emotivo. Sí, amigos, quiero decirles que sí, quiero decirles que hoy yo puedo decirles a ustedes: sí, amigos, he crecido. He crecido por qué. Porque me siento realizado, porque realmente he comenzado a latir con mi propio pulso, o sea, que, es decir, he tomado conciencia, esto es, he tomado conciencia, he concientizado. Me asumí. ¿Vieron? He concientizado las potencias yoicas. ¿Viste? Asumí la realidad, amigos. Tal cual. Lo que corresponde. Se terminó para mí el abismo generacional, la confusión, el estar mal instalado en la vida. Por eso, amigos míos, mis queridos amigos, levanto mi copa, hoy, al cumplir ochenta y tres años

Cuento "El Brindis" de Isidoro Blaisten

Doce de amar procurando o sol

viernes, 1 de agosto de 2008

No al Porco Rex


Verdad es que esta letra "Murga de la virgencita", como tantas otras que el indio con maestría nos ha brindado, me hace reflexionar sobre lo que consideramos como mal o bien y si estas consideraciones producen al fin algún efecto positivo en nuestra vida social y al hacerlo intentando ser lo más honestamente posible con nuestra historia. Por eso es que si me permiten haré un puente de casi 40 años y relacionare esta letra con las ideas, todavía vigentes, que Michel Foucault expuso allá por los años 70 en una entrevista con Bernard Henry-Levy titulada “No al sexo Rey” y que aventuradamente, después de enunciarlas, podemos utilizar para volver donde empezamos titulando “No al Porco Rex”.
En aquella entrevista al multifacético pensador, con perdón de la palabra, se discutió sobre la construcción de los discursos que se cristalizaron a través del tiempo y que finalmente se instalaron como verdad en nuestras sociedades. Podemos enumerar entre ellos, el discurso construido de la locura, el de la delincuencia, y el que aquí nos interesa, el de la sexualidad que junto a tantos otros hoy en día cumplen función de verdad.
Pero vallamos directamente a las luminosas discreciones de este pensador francés, las que cuestionan porqué a lo largo de los siglos se ha vinculado en nuestras sociedades al sexo con la búsqueda de la verdad y no apenas se lo haya considerado como el factor que permite la reproducción de la especie o algo que procura placer y gozo, y en cambio se lo haya atado de sobremanera a la carga más pesada la de estimarlo como el lugar privilegiado donde se lee, donde se dice nuestra “verdad” profunda.
Foucault explica que desde el cristianismo, occidente no ha dejado de decir: - para saber quién eres, busca en el interior de tu sexo – Por eso éste ha sido siempre el núcleo donde se anuda, a la vez el devenir de nuestra especie, nuestra “verdad” como sujetos humanos. Y sigue: “La confesión, el examen de conciencia, la insistencia constante en los secretos y la importancia de la carne no han sido solamente un medio de prohibir el sexo o rechazarlo o rechazarlo hasta lo más profundo de la conciencia, sino también un modo de colocar la sexualidad en el corazón mismo de la existencia y ligar la salvación al dominio de sus oscuros movimientos. En las sociedades cristianas, el sexo ha sido objeto de examen, de vigilancia, de confesión y finalmente de transformación en discurso”.
Como nuestras sociedades no han dejado de hablar de la sexualidad y de hacerla hablar., y su alumbramiento no se ha realizado únicamente en los discursos sino también en la realidad de las instituciones y las practicas, Foucault aclara que las prohibiciones existen son numerosas y fuertes pero figuran al lado de las incitaciones, las manifestaciones y las valoraciones, sin embargo se subrayan siempre las prohibiciones. Por este motivo, el pensador se ha propuesto hacer no solo la sociología histórica de una prohibición sino la historia política de una producción de verdad.
“Vivimos en una sociedad que marcha en gran parte por (la verdad) quiero decir que produce y pone en circulación discursos que cumplen función de verdad que pasan por tal y que encierran gracias a ello poderes específicos, discursos que, por otra parte, cambian incesantemente” Por todo esto Foucault parece postularse como el historiador de la verdad y de la manera que esta se construye.
Pero volvamos al tema de la miseria sexual que según el filósofo no solo es producida negativamente por la represión y la prohibición sino también positivamente por los mecanismos que al producir tal o cual forma de sexualidad, engendran de hecho miseria y advierte sobre la trampa que constituye las ciencia moderna cuando sus representantes como los sexólogos y los médicos nos dicen – todos tenéis vuestra sexualidad frustrada y muda, reprimida por hipócritas tabúes. Acudid a nosotros, decidnos, mostradnos todo eso, confiadnos vuestros infortunados secretos -. Este tipo de discurso es un formidable instrumento de control y de poder, se sirve como siempre de lo que se dice, lo que se siente, de lo que espera la gente. Explota su tentación de creer que basta para ser felices franquear el umbral del discurso y levantar alguna que otra prohibición. Y acaba recortando y domesticando los movimientos de revuelta y liberación. Para referenciar esta ultima idea podemos pensar en aquellas revistas que enseñan en 10 pasos súper rápidos como ser el hombre o la mujer más sexi o directamente aquellas que imponen un supuestamente exitoso modelo a seguir de sexualidad que promete brindar la felicidad deseada y por el contrario generan bulimia, anorexia, lipoaspiraciones descontroladas, cirugías y desconformidad existencial a granel, tal vez por no haber nacido con las curvas y la forma como dios y el sexo rey mandan. Se evidencia así un elemento de represión que actúa de forma positiva porque construye un tipo de sexualidad a la vez que acalla la propia o la convierte en miseria.
Pero volvamos a Marita que se ha quedado sola después de irnos tan lejos con todas estas felices discreciones. Veamos que por lo tanto es perfectamente posible y digno entonces que en los besos se reserve sus secretos de amor y su sexualidad, ya que es claro que cuando una de estas asistentes carnales atiende a nuestra miseria de polilla, su amor y su sexualidad vuelan muy lejos de ese momento en que una miseria asiste a la otra y perece como si presenciamos un acto de fantasmas. Además en vez de tanto juzgar tal vez sea conveniente agradecer que en una sociedad como la nuestra, todavía existan muchas Maritas, para calmar las apetencias sexuales de los excluidos, entre otras exclusiones, de esa modalidad y pensemos a bien que de no existir estar niñas, en un sistema que a la vez que construye excluye, las consecuencias serian mucho peores.