miércoles, 22 de abril de 2009

Cortitas y al pie de la "H"istoria

La así llamada evolución histórica reposa en general en el hecho de que la última forma considera a las pasadas como otras etapas hacia ella misma, y dado que sólo en raras ocasiones, y únicamente en condiciones bien determinadas, es capaz de criticarse a sí misma, las concibe de forma unilateral.
Karl Marx


Los mandarines confusianos llamaban Fei a los rebeldes y a los disidentes; Fei, partícula gramatical negativa, los que no han existido, los que no cuentan a los ojos de la historia.
Jean Chesneaux

miércoles, 15 de abril de 2009

el espejo de TRAPITO

lunes, 13 de abril de 2009

Las Ordenes Imperceptibles


Como un látigo trono la orden del comandante en sus mentes, - ¡A la carga!
y una ola gigante de cuerpos se lanzó a la carrera por aquel campo hermoso de antaño, los fieles soldados corrían con los dientes apretados atravez del humo, tropezando entre rocas y zanjas del campo arado mientras los minutos pasaban., Luego de aquella carrera de enajenados y sin llegar finalmente a puerto alguno, que en este caso era la humanidad del cuerpo enemigo, lentamente, los súbditos fueron deteniendo su marcha, hasta que los millones que corrían a hacer el daño, se detuvieron y cansados con los brazos caídos a los costados, quedaron como una multitud quieta y muda,. Estupefactos e impotentes, las picas estaban listas, la sangre hinchada quemaba todavía en las venas, la determinación del kamikaze, y del enemigo, nada. Ni una bandera, ni un fuego de cañones al horizonte, no se vislumbraba mas en aquel campo que el horizonte lejano, vacío de todo.

Pasaron varios minutos más así , la multitud todavía aguardaba la orden de retirada, cuando la incoherencia llegó a nuestros oídos -… matar…matar…. - ¿matar?, ¿matar cuando no había enemigos?. , Pero rápidamente la orden empezó a hacerse angustia., Cruda y angustiosa orden como un dardo imperceptible clavado en algún punto de nuestra medula., Un sentimiento de horror, a pesar de los miles de camaradas y compañeros de armas a nuestro lado, se había apoderado de nuestras almas y el pánico ya hacia sus estragos.

A lo lejos se oyeron los primeros gritos, gritos monstruosos que se propagan de boca en boca como un enjambre hasta que el grito se hizo inteligible a nuestros oídos y ya se atropellaban al desmandarse los primeros acatadores: - ¡Seguridad! ¡seguridad! ¡seguridad! , gritaban sus bocas hambientas y se atropellanban, seguridad, seguridad, seguridad mientras la desbandada desechaba cadáveres en su estela, y cada uno huía por salvarse.