lunes, 20 de julio de 2009

La Última Carta " La Esperanza"


“La gran idea cardinal de que el mundo no puede concebirse como un conjunto de objetos terminados, sino como un conjunto de procesos, en el que las cosas que aparecen estables, al igual que sus reflejos mentales en nuestras cabezas, los conceptos, pasan por una serie ininterrumpida de cambios, por un proceso de génesis y caducidad, a través de los cuales, pese a todo un aparente carácter fortuito y a todos los retrocesos momentáneos, se acaba imponiendo siempre una trayectoria progresiva”
F. Engels

Siguiendo esta idea y aplicándola al modo de producción capitalista podemos decir que éste no fue, no es, ni será, el sistema por el que los hombres reproducen su vida en sociedad por siempre., sino que es tan solo una forma aparentemente estable (porque esta surcada de fuerzas contradictorias en pugna) por el que “actualmente” y no perpetuamente los hombres se reproducen en términos materiales, porque no a lo largo de toda la historia los hombres fueron mercaderías que se intercambiaron como objetos desposeídos de sus propios medios de producción, sino que hubo épocas en que el hombre producía para sí, para su sociedad y con sus propios medios.

El peligro de creer que éste capitalismo es eterno, o fin último de una historia que tendió indefectiblemente hacia él, radica en no liberar las fuerzas productivas, que a pesar del hambre y la indigencia que azota al mundo, nunca tuvieron la capacidad de erradicar estos males como hoy tienen. Y sin embargo siguen atadas a relaciones sociales de explotación, donde la producción de millones de mercaderías está cada vez mas sociabilizada, es decir, cuando en la realización de un producto determinado participan miles y miles de personas alrededor del mundo, pero la apropiación de los productos continua en las manos de una minoría, el resultado (sí dentro de un capitalismo por lo menos “serio” no se amplían los mercados que absorban esta masa de productos) será inevitablemente, la crisis, la quiebra de los emprendimientos industriales, el hambre, la violencia y finalmente el aniquilamiento del mundo, la destrucción del hombre por el hombre.

Atrevámonos a pensar a todos los conceptos humanos (el amor, el sexo, la belleza, el derecho, lo bueno, lo malo, el progreso, el arte, etc.) como históricos, es decir variables a través del tiempo, en el interior de los cuales siempre hay dos fuerzas, o más, que luchan por imponerse y que los modifican e influyen, pero que no los determinan. Y no los determinan, porque nunca hay algo definitivamente determinado, hecho en sí, cristalizado, lo único parecido a eso son las momias, que habitan los museos y a pesar de toda su aparente entereza, están muertas y solamente nos ayudan a conocer lo que fue y ya no es.
Conozcamos a partir de ello que el futuro será distinto y no solo materialmente sino también conceptualmente distinto.


No momifiquemos los conceptos, no matemos al futuro

2 comentarios:

the apóstol dijo...

muy buena reflexión hugo , la verdad que no me dan gans ser un muñeco de primer nivel , no quiero quedar momificado , somos algunos t0ontos soñadores con gans de sentir la vida y no darla por terminada tan tempranamente , te quiero hugo.

Hugo Tartar dijo...

QUE BUENO QUE TE GUSTO, PIENSO SOBRE LO PENSADO CON LOS PENSAMIENTOS DE OTRO.... PERO LO MAS GRACIOSO ES QUE HAY GENTE QUE NO SABE QUE PENSAR
Y YO TAMBIENTE QUIERO